Yo soy un asesino. Un asesino silencioso. Te voy a matar en las siguientes horas. No tienes manera de escaparte.
Ándale, corre. Corre a revisar los cuartos, enciende todas las luces, asegura puertas y ventanas. Busca abajo de las camas, adentro de los clósets; puedes registrar el basamento o el ático. Todo esto es inútil: es más, sólo aumentará tu ansia y tu fatiga. Un punto más a mi favor. Nunca, nunca me hallarás. No tienes chance alguna. No tienes como defenderte. Ese revólver en la mano no te va a servir para nada. No importa que llames al 911 o a quien quieras. Nadie puede ayudarte o salvarte ahora. Y te aseguro que estoy en la casa, cerca, muy cerca de ti, y te voy a matar. Muy pronto. Estás condenado.
Te he estado observando desde hace algunas horas.
"¿Por qué yo?" y "¿Qué he hecho?", te estarás preguntando. Ha sido totalmente al azar. Tú y yo cruzamos nuestros caminos y te escogí, porque llenas mis instintos naturales y mis expectativas. Así que por favor, no lo tomes a mal. Apuesto que en este momento estás tratando de recordar qué hiciste el día de hoy. ¿Dónde y cuándo nos conocimos? ¿Estaba yo entre los clientes del Starbucks, era uno de los pasajeros del Metrobus? ¿O estaba yo en la cola de los elevadores del World Trade Center? O quizá soy uno de tus compañeros de trabajo. O soy el chofer del Uber que pediste en la tarde. Quizá soy uno de los compañeros del taller de creación literaria. No desperdicies el precioso tiempo que te queda en estas digresiones.
Tu morirás, y muy pronto.
¿Empiezas ya a percibir cómo tu corazón late más rápido, como las palmas están sudando, como se está haciendo difícil el respirar? Apúrate, termina la lectura, antes que la vista empiece a hacerse borrosa y tus manos inicien a temblar sin control.
Cuando recibiste esta hoja de papel fuiste seleccionado y condenado. Yo estaba allí.
Ahora me estoy multiplicando en tus tejidos vitales después de invadir tu torrente sanguíneo. Esa manía tuya de tocarte la cara a cada rato facilitó como no tienes idea mi misión. En este instante estoy entrando en tus pulmones, tus riñones, tu cerebro para destruir tus células y llevarme tu vida. Como te dije al principio, yo soy un asesino. Un microscópico asesino silencioso. Un virus.
PDC
Ándale, corre. Corre a revisar los cuartos, enciende todas las luces, asegura puertas y ventanas. Busca abajo de las camas, adentro de los clósets; puedes registrar el basamento o el ático. Todo esto es inútil: es más, sólo aumentará tu ansia y tu fatiga. Un punto más a mi favor. Nunca, nunca me hallarás. No tienes chance alguna. No tienes como defenderte. Ese revólver en la mano no te va a servir para nada. No importa que llames al 911 o a quien quieras. Nadie puede ayudarte o salvarte ahora. Y te aseguro que estoy en la casa, cerca, muy cerca de ti, y te voy a matar. Muy pronto. Estás condenado.
Te he estado observando desde hace algunas horas.
"¿Por qué yo?" y "¿Qué he hecho?", te estarás preguntando. Ha sido totalmente al azar. Tú y yo cruzamos nuestros caminos y te escogí, porque llenas mis instintos naturales y mis expectativas. Así que por favor, no lo tomes a mal. Apuesto que en este momento estás tratando de recordar qué hiciste el día de hoy. ¿Dónde y cuándo nos conocimos? ¿Estaba yo entre los clientes del Starbucks, era uno de los pasajeros del Metrobus? ¿O estaba yo en la cola de los elevadores del World Trade Center? O quizá soy uno de tus compañeros de trabajo. O soy el chofer del Uber que pediste en la tarde. Quizá soy uno de los compañeros del taller de creación literaria. No desperdicies el precioso tiempo que te queda en estas digresiones.
Tu morirás, y muy pronto.
¿Empiezas ya a percibir cómo tu corazón late más rápido, como las palmas están sudando, como se está haciendo difícil el respirar? Apúrate, termina la lectura, antes que la vista empiece a hacerse borrosa y tus manos inicien a temblar sin control.
Cuando recibiste esta hoja de papel fuiste seleccionado y condenado. Yo estaba allí.
Ahora me estoy multiplicando en tus tejidos vitales después de invadir tu torrente sanguíneo. Esa manía tuya de tocarte la cara a cada rato facilitó como no tienes idea mi misión. En este instante estoy entrando en tus pulmones, tus riñones, tu cerebro para destruir tus células y llevarme tu vida. Como te dije al principio, yo soy un asesino. Un microscópico asesino silencioso. Un virus.
PDC