viernes, 31 de mayo de 2013

La sombra


Toda la noche estuvo lloviendo, con un repiqueteo incesante en las ventanas que subía y bajaba de volumen, monótono arrullo. Al salir hacia la cotidianeidad mi sombra se fragmenta y angula sobre los escalones del edificio, para recuperar después la verticalidad de su erguida compostura. La luz en la entrada, hace que se amolde a la pared porosa, llenando fugazmente sus irregulares oquedades. La motocicleta del repartidor de periódicos se avecina con estruendo y se aleja con humo. Don Chicho está apartando lugares de estacionamiento con garrafones vacíos, huacales y hasta un viejo árbol de navidad, ya color café y que cada día se hace más enjuto. En la calle, cielo nublado arriba y charcos abajo, cruzo el camino con otros seres que como yo se dirigen a sus destinos, en un día que probablemente será como el anterior y el de mañana. La sombra intenta liberarse del vínculo de toda una vida y disiparse a la menor oportunidad que el entorno le brinde. La tregua es fugaz. El día que avanza la obliga a hacerse presente, condenada a seguir esas rigurosas leyes de la óptica que sólo ella domina. En la esquina de Campeche han colocado ya el puesto de fritangas: el comal resplandeciente irradia esa tibieza que se agradece en día como hoy y derrama nubes invisibles que se introducen a la nariz y te hacen salivar. No hay tiempo, vas a llegar tarde. Al cruzar la calle, dirijo la mirada hacia el piso y la veo, adherida a la orilla de mis zapatos, con límites netos cercana a ellos y de bordes imprecisos a medida que dibuja mi cuerpo y se aleja. Estoy llegando. A la entrada del trabajo nuevamente zigzaguea sobre los peldaños color marfil para después multiplicarse y diluirse en el fuego cruzado de las lámparas, en una serie de combinaciones que se modifican a cada centímetro de mi desplazamiento. En la oficina enciendo el computer. Al bajar la mano hacia el mouse la veo incrementar en intensidad para hacerme su prisionero, aunque no sabe que la condenada de por vida es ella.


PDC

L'ultima volta - La última vez

Letra y música de Francesco Guccini (2012).

Nostalgia pura...


Quando è stata quell'ultima volta
che ti han preso quei sandali nuovi
al mercato coi calzoni corti
e speranza d'estate alla porta
ed un sogno che più non ritrovi
e quei sandali duravan tre mesi
poi distrutti
in rincorse e cammino
quando è stata quell'ultima volta
che han calzato il tuo piede bambino
lungo i valichi dell'Appennino.

Quando è stata quell'ultima volta
che ti ho vista e poi forse baciata
dimmi adesso ragazza d'allora
quando e dove te ne sei andata
perchè e quando ti ho dimenticata.
Ti sembrava durasse per sempre
quell'amore assoluto e violento
quando è stato che finito in niente
perchè è stato che tutto si è spento
non ha visto nemmeno settembre.

Quando è stata quell'ultima volta
che hai sentito tua madre cantare
quando in casa leggendo il giornale
hai veduto tuo padre fumare
mentre tu ritornavi a studiare
in quei giorni ormai troppo lontani
era tutto presente e il futuro
un qualcosa lasciato al domani
un'attesa di sogno e di oscuro
un qualcosa di incerto e insicuro.

Sarà quando quell'ultima volta
che la vedi e la senti parlare
quando il giorno dell'ultima volta
che vedrai il sole nell'albeggiare
e la pioggia ed il vento soffiare
ed il ritmo del tuo respirare
che pian piano si ferma e scompare.


Cuando ha sido aquella última vez
que te compraron esas sandalias nuevas
al mercado, tu con pantalones cortos
y promesa de vacaciones a la vuelta
y un sueño que ya no encuentras
y esas sandalias duraban tres meses
después destruidas
en carreras y caminos
cuando ha sido la ultima vez
que han calzado tu pie infantil
a lo largo de los pasos de los Apeninos.

Cuándo ha sido aquella última vez
que te vi y después quizás besado
dime ahora muchacha de entonces
cuándo y dónde te fuiste
porqué y cuándo te he olvidado.
Te parecía durase para siempre
aquel amor absoluto y violento
cuando ha sido que terminó en nada
porque ha sido que todo se apagó
no llegó siquiera a septiembre.

Cuando ha sido aquella última vez
que escuchaste tu madre cantar
cuando en casa leyendo el periódico
has visto tu padre fumar
mientras tu regresabas a estudiar
en aquellos días ya demasiado lejanos
todo era presente y el futuro
un algo dejado al mañana
una espera de sueño y de oscuro
un algo de incierto e inseguro.

Será cuando aquella última vez
que la miras y la escuchas hablar
cuando el día de la última vez
que verás el sol en el clarear
y la lluvia y el viento soplar
y el ritmo de tu respirar
que despacio se detiene y desaparece.


domingo, 26 de mayo de 2013

Le lettere d'amore (Chevalier de pas) - Las cartas de amor

Letra y música de Roberto Vecchioni
Inspirada en la poesía "Todas las cartas de amor son ridículas" de Álvaro de Campos (heterónimo de Fernando Pessoa).



Fernando Pessoa chiese gli occhiali
e si addormentò
e quelli che scrivevano per lui
lo lasciarono solo
finalmente solo...
così la pioggia obliqua di Lisbona
lo abbandonò
e finalmente la finì
di fingere fogli
di fare male ai fogli...

e la finì di mascherarsi
dietro tanti nomi,
dimenticando Ophelia
per cercare un senso che non c'è
e alla fine chiederle "scusa
se ho lasciato le tue mani,
ma io dovevo solo scrivere, scrivere
e scrivere di me..."
e le lettere d'amore,
le lettere d'amore
fanno solo ridere:
le lettere d'amore
non sarebbero d'amore
se non facessero ridere;
anch'io scrivevo un tempo
lettere d'amore,
anch'io facevo ridere:
le lettere d'amore
quando c'è l'amore,
per forza fanno ridere.

E costruì un delirante universo
senza amore,
dove tutte le cose
hanno stanchezza di esistere
e spalancato dolore.

Ma gli sfuggì
che il senso delle stelle
non è quello di un uomo,
e si rivide nella pena
di quel brillare inutile,
di quel brillare lontano...

e capì tardi che dentro
quel negozio di tabaccheria
c'era più vita di quanta ce ne fosse
in tutta la sua poesia;
e che invece di continuare a tormentarsi
con un mondo assurdo
basterebbe toccare il corpo di una donna,
rispondere a uno sguardo...

e scrivere d'amore,
e scrivere d'amore,
anche se si fa ridere;
anche quando la guardi,
anche mentre la perdi
quello che conta è scrivere;
e non aver paura,
non aver mai paura
di essere ridicoli:
solo chi non ha scritto mai
lettere d'amore
fa veramente ridere.

Le lettere d'amore,
le lettere d'amore,
di un amore invisibile;
le lettere d'amore
che avevo cominciato
magari senza accorgermi;
le lettere d'amore
che avevo immaginato,
ma mi facevan ridere
magari fossi in tempo
se avessi ancora il tempo
per potertele scrivere...

Fernando Pessoa pidió sus lentes
y se durmió
y los que escribían para él
lo dejaron solo,
finalmente solo...
así la lluvia oblicua de Lisboa
lo abandonó
y él finalmente dejó
de fingir hojas
de hacer daño a las hojas...

y terminó de disfrazarse
atrás de tantos nombres,
olvidando Ophelia
para buscar un sentido que no existe
y al final pedirle "disculpa
si dejé tus manos,
pero yo debía sólo escribir, escribir
y escribir de mi..."
y las cartas de amor,
las cartas de amor
solamente hacen reír:
las cartas de amor
no serían de amor
si no hicieran reír;
yo también un tiempo escribía
cartas de amor
yo también hacía reír:
las cartas de amor,
cuando hay amor,
a fuerza causan risas.

Y construyó un delirante universo
sin amor,
donde todas las cosas
tienen cansancio de existir
y un dolor abierto de par en par.

Pero se le escapó
que el sentido de las estrellas
no es aquél de un hombre,
y se reencontró en la pena
de aquel centellear inútil,
de aquel centellear lejano...

y entendió tarde que adentro
de aquella tienda de tabaquería
había más vida de cuanta hubiese
en toda su poesía;
y que en vez de continuar a atormentarse
con un mundo absurdo
bastaría tocar el cuerpo de una mujer,
contestar a una mirada...

y escribir de amor,
y escribir de amor,
aun si se causa risa;
aun mientras la miras,
aun mientras la pierdes
lo que importa es escribir;
y no tener miedo,
no tener jamás miedo
de verse ridículos:
sólo quien nunca ha escrito
cartas de amor
en verdad causa risa.

Las cartas de amor,
las cartas de amor,
de un amor invisible;
las cartas de amor
que yo había empezado
quizás sin darme cuenta;
las cartas de amor
que había imaginado,
pero me daban risa
ojalá fuese a tiempo
si tuviese aún el tiempo
para podértelas escribir...

Todas as cartas de amor são ridículas - Todas las cartas de amor son ridículas

Alvaro de Campos (Fernando Pessoa)
21 de octubre de 1935




Todas as cartas de amor são
Ridículas.
Não seriam cartas de amor se não fossem
Ridículas.
Também escrevi em meu tempo cartas de amor,
Como as outras,
Ridículas.
As cartas de amor, se há amor,
Têm de ser
Ridículas.
Mas, afinal,
Só as criaturas que nunca escreveram
Cartas de amor
É que são
Ridículas.
Quem me dera no tempo em que escrevia
Sem dar por isso
Cartas de amor
Ridículas.
A verdade é que hoje
As minhas memórias
Dessas cartas de amor
É que são
Ridículas.
(Todas as palavras esdrúxulas,
Como os sentimentos esdrúxulos,
São naturalmente
Ridículas).
Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.
En mis tiempos también escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Las cartas de amor, cuando hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Y es que, en fin,
sólo las criaturas que no han escrito jamás
cartas de amor
son las que son
ridículas.
Quien me diera un tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.
La verdad es que hoy
mis recuerdos
de aquellas cartas de amor
son los que son
ridículos
(todas las palabras esdrújulas,
como los sentimiento esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).

miércoles, 22 de mayo de 2013

La bellezza (Gustav e Tadzio) - La belleza (Gustav y Tadzio)

Letra y música de Roberto Vecchioni (2002).
Se inspira en la obsesión de Gustav von Aschenbach por el adolescente Tadzio, personajes de Muerte en Venecia de Thomas Mann. Esta relación se mostró de manera magistral en la película de Luchino Visconti en 1971.



Passa la bellezza nei tuoi occhi neri,
scende sui tuoi fianchi
e sono sogni i tuoi pensieri...
Venezia inverosimile
più di ogni altra città
è un canto di sirene,
l'ultima opportunità
ho la morte e la vita tra le mani
coi miei trucchi da vecchio senza dignità:
se avessi vent'anni
ti verrei a cercare,
se ne avessi quaranta, ragazzo,
ti potrei comprare,
a cinquanta, come invece ne ho
ti sto solo a guardare ...

Passa la bellezza nei tuoi occhi neri
e stravolge il canto della vita mia di ieri;
tutta la bellezza, l'allegria del pianto
che mi fa tremare
quando tu mi passi accanto...
Venezia in questa luce del lido
prima del tramonto
ha la forma del tuo corpo
che mi ruba lo sfondo,
la tua leggerezza danzante
come al centro del tempo e dell'eternità:
ho paura della fine
non ho più voglia di un inizio;
ho paura che gli altri pensino
a questo amore come a un vizio;
ho paura di non vederti più,
di averla persa...
tutta la bellezza che mi fugge via
e mi lascia in cambio
i segni di una malattia.

Tutta la bellezza che non ho mai colto,
tutta la bellezza immaginata
che c'era sul tuo volto,
tutta la bellezza se ne va in un canto,
questa tua bellezza che è la mia
muore dentro un canto

Pasa la belleza en tus ojos negros,
desciende sobre tus flancos
y son sueños tus pensamientos...
Venecia inverosímil
más que cualquier otra ciudad
es un canto de sirenas,
la última oportunidad
tengo la muerte y la vida entre las manos
con mis trucos de viejo sin dignidad:
si tuviese veinte años
vendría a buscarte,
si tuviese cuarenta, muchacho,
podría comprarte,
a cincuenta, como en realidad tengo,
puedo sólo mirarte...

Pasa la belleza en tus ojos negros
y arrasa el canto de mi vida de ayer;
toda la belleza, la alegría del llanto
que me hace temblar
cuando tú me pasas cerca...
Venecia en esta luz de la playa
antes del ocaso
tiene la forma de tu cuerpo
que me roba el fondo,
tu levedad danzante
como al centro del tiempo y la eternidad:
tengo miedo del fin
ya no tengo ganas de un inicio;
temo que los otros piensen
en este amor como un vicio;
tengo miedo de no verte más,
de tenerla perdida...
toda la belleza, que huye de mi
y me deja en cambio
los signos de una enfermedad.

Toda la belleza que jamás atrapé,
toda la belleza imaginada
que había sobre tu rostro,
toda la belleza se va en un canto,
esta tu belleza que es la mía
muere dentro un canto













jueves, 16 de mayo de 2013

Milonga del que se ausenta

Canción popular argentina.  Recopilación de Sergio Villar.  Versión de Alfredo Zitarrosa (1979).


Empecé a  quererla porque sí, por nada...
Fue como un dormirme sobre la guitarra
y soñar milongas, cifras y zambas.
Llegaba como llega el día en las enramadas:
un puña'o de trinos, un murmullo de alas,
y un beso prendido en el pico, como una calandria.
Yo andaba curando una herida que hacía tiempo sangraba,
de despecho y rabia, y ella con sus besos y sus manos blancas,
tejió telarañas pa' cicatrizarla.

Me alejo de ti, no puedo llorar,
se queda en la noche tendido mi canto,
marcando distancia.

Qué triste ha de ser el mañana
sin una esperanza.
Qué oscuro el camino la vida
si no hay luz en el alma.

Me alejo de ti, no puedo olvidar
que al cielo mirabas y el llanto a tus ojos
temblando asomaba.

La lluvia tal vez te diga al caer
que en algún camino se moja con llanto
mi pobre pañuelo.

No esperes en vano el regreso
tras de tu ventana,
las nubes que hoy cruzan el cielo,
no has de ver mañana.

Me alejo de ti, no puedo llorar,
pero emocionado mirando el camino
mis ojos se empañan.


miércoles, 15 de mayo de 2013

La parvada


La abuela Lucía vivía en una granja, a unos kilómetros de un pequeño pueblo. Bueno, no era mi abuela, era mi bisabuela, la abuela paterna de mi mamá.
La granja estaba constituida por la casa principal, los establos de los animales y las zonas de cultivo alrededor. Más allá, el bosque, tierra prohibida a nosotros los niños.
Fui a la granja la primera vez en semana santa. Habré tenido tres años. La abuela era altísima, delgada, de tez muy blanca, la piel de la cara arrugada; vestía siempre de negro con el cuello y puños blancos, de punto; el cabello totalmente cano reunido en la nuca. Era más bien taciturna y su autoridad ejercida con miradas más que con palabras. Los niños éramos cuatro, la más grande mi prima Flaminia, que me lleva cuatro años. Desayunábamos en la amplia cocina. Después del desayuno nos formábamos fuera del cuarto de la abuela, en orden de estatura, yo era el primero. Y nos regalaba, uno por persona y uno al día, un pequeño dulce de azúcar, perfumado, de variadas formas y sabores, envuelto en papel coloreado que lo hacia parecer diminutas zanahorias, rábanos, cebollas... La abuela después tomaba del primer cajón del buró un cuadrado de papel generalmente de colores, y lo doblaba con movimientos seguros. Sus manos descarnadas, nudillos prominentes, venas azules marcadas, los dedos se movían con cierta fatiga. Resultaban todo tipo de animales, pero principalmente aves: grullas, palomas, cigüeñas, colibríes, cuervos, gaviotas, golondrinas... Los apoyaba sobre su mesita de noche y después, clap clap, daba dos pequeñas palmadas sobre la mano derecha, y las aves emprendían su vuelo mágico ante nuestro infantil asombro.
La abuela murió ese mismo año, al principio del verano. A los niños nos encerraron en la cocina y apenas pudimos ver, la nariz pegada a los altos ventanales, la salida del gran cajón de madera.
De repente, resonaron dos sonidos secos: clap clap.
Oímos un gran batir de alas. Una parvada de aves multicolores de papel apareció de entre las nubes y la acompañó hasta el cementerio.


PDC

Lontano, lontano - Lejos, lejos

Letra y música de Luigi Tenco (1966).




E lontano, lontano nel tempo,
qualche cosa negli occhi di un altro,
ti fara ripensare ai miei occhi
i miei occhi che t'amavano tanto.

E lontano, lontano nel mondo,
in un sorriso sulle labbra di un altro,
troverai quella mia timidezza,
per cui tu mi prendevi un po' in giro.

E lontano, lontano nel tempo,
l'espressione di un volto per caso
ti farà ricordare il mio volto,
l'aria triste che tu amavi tanto.

E lontano, lontano nel mondo,
una sera sarai con un altro,
ed a un tratto chissà come e perchè
ti troverai a parlargli di me.

Di un amore ormai troppo lontano...
Y lejos, lejos en el tiempo,
algo en los ojos de otro,
te hará recordar mis ojos
mis ojos que te amaban tanto.

Y lejos, lejos en el mundo,
en una sonrisa en los labios de otro,
encontrarás aquella mía timidez,
por la cual me tomabas el pelo.

Y lejos, lejos en el tiempo,
la expresión de un rostro al azar,
te hará recordar mi rostro,
ese aire triste que tu amabas tanto.

Y lejos, lejos en el mundo,
una noche estarás tu con otro,
y de pronto quien sabe cómo y por qué
te encontrarás hablándole de mi.

De un amor ahora demasiado lejano...

Dijo Borges...

Observando la vida desde otra perspectiva...



El éxito o fracaso me parecen irrelevantes
y menos me preocupo por ellos.

Lo que busco ahora es la paz,
el placer del pensamiento
y de la amistad y,

aunque sea demasiado ambicioso,

una sensación de amar
y ser amado.


J.L. Borges, 1973


lunes, 13 de mayo de 2013

Ed è subito sera - Y de pronto es de noche

Poesía de Salvatore Quasimodo (1901-1968), premio Nobel de literatura en 1959.
La vida humana descrita en tres versos.




Ognuno sta solo sul cuor della terra,
trafitto da un raggio di sole:
ed è subito sera
Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra,
atravesado por un rayo de sol:
y de pronto es de noche

Recitativo (due invocazioni e un atto di accusa) - Recitativo (dos invocaciones y un acto de acusación)

Recitativo (due invocazioni e un atto di accusa) - Recitativo (Dos invocaciones y un acto de acusación) es la canción que entremezclada con una Corale (la leggenda del re infelice) - Coral (la leyenda del rey infeliz) concluye el tercer LP de Fabrizio De André, Tutti morimmo a stento (Todos morimos con dificultad), del 1968.
La letra es de De André, la música de De André y Gian Piero Reverberi.
La estructura de la canción es particular, ya que intercala las estrofas del Recitativo cantadas por De André con las de la Corale cantadas por un coro de voces blancas.



Uomini senza fallo,
semidei che vivete in castelli inargentati
che di gloria toccaste gli apogei
noi che invochiam pietà siamo i drogati.

Dell'inumano varcando il confine
conoscemmo anzitempo la carogna
che ad ogni ambito sogno mette fine:
che la pietà non vi sia di vergogna.

C'era un re
che aveva
due castelli
uno d'argento
uno d'oro
ma per lui
non il cuore
di un amico
mai un amore
né felicità.


Banchieri, pizzicagnoli, notai,
coi ventri obesi e le mani sudate
coi cuori a forma di salvadanai
noi che invochiam pietà fummo traviate.

Navigammo su fragili vascelli
per affrontar del mondo la burrasca
ed avevamo gli occhi troppo belli:
che la pietà non vi rimanga in tasca.

Giudici eletti, uomini di legge
noi che danziam nei vostri sogni ancora
siamo l'umano desolato gregge
di chi morì con il nodo alla gola.

Quanti innocenti all'orrenda agonía
votaste decidendone la sorte
e quanto giusta pensate che sia
una sentenza che decreta morte?

Un castello
lo donò
e cento e cento amici trovò
l'altro poi
gli portò
mille amori
ma non trovò
la felicità.


Uomini cui pietà non convien sempre
male accettando il destino comune,
andate, nelle sere di novembre,
a spiar delle stelle al fioco lume,
la morte e il vento, in mezzo ai camposanti,
muover le tombe e metterle vicine
come fossero tessere giganti
di un domino che non avrà mai fine.

Uomini, poiché all'ultimo minuto
non vi assalga il rimorso ormai tardivo
per non aver pietà giammai avuto
e non diventi rantolo il respiro:
sappiate che la morte vi sorveglia
gioir nei prati o fra i muri di calce,
come crescere il gran guarda il villano
finché non sia maturo per la falce.

Non cercare la felicità
in tutti quelli a cui tu
hai donato
per avere un compenso
ma solo in te
nel tuo cuore
se tu avrai donato
solo per pietà
per pietà
per pietà...
Hombres sin errores, semidioses
que vivís en argénteos castillos,
que alcanzasteis los apogeos de la gloria
nosotros que invocamos piedad somos drogadictos.

Traspasando el límite de lo inhumano
conocimos antes de tiempo la canalla
que a todo anhelado sueño pone fin:
que la piedad no os dé vergüenza.

Había un rey
que poseía
dos castillos
uno de plata
uno de oro
pero para él
no el corazón
de un amigo
jamás un amor
ni felicidad.


Banqueros, comerciantes, notarios
con los vientres obesos y las manos sudadas,
con corazones en forma de alcancías
nosotras que invocamos piedad fuimos prostitutas.

Navegamos en frágiles barquitos
para enfrentar del mundo la borrasca
y teníamos ojos demasiados bellos:
que la piedad, no se os quede en los bolsillos.

Jueces electos, hombres de la ley
nosotros que aún bailamos en vuestros sueños
somos la humana desolada grey
de quien murió con la soga en el cuello.

Cuántos inocentes a una horrenda agonía
entregasteis, decidiendo así su suerte
y cuan justa pensáis que sea
una condena que decreta muerte?

Un castillo
lo regaló
y ciento y ciento amigos tuvo
el otro después
le llevó
mil amores
pero no encontró
la felicidad.


Hombres, cuya piedad no siempre conviene
mal aceptando el común destino,
vais, en las noches de noviembre,
a espiar a la tenue luz de las estrellas,
la muerte y el viento, en los cementerios,
mover las tumbas y colocarlas juntas
como si fuesen las fichas gigantes
de un domino que jamás tendrá fin.

Hombres, para que en el último minuto
no os acometa el remordimiento ya tardío
por no haber piedad jamás tenido
y no se convierta en estertor el respiro,
sepáis que la muerte os vigila
exultar en los prados o entre muros de cal
como crecer el trigo mira el labriego
hasta que esté maduro para la guadaña.

No busques la felicidad
en todos aquellos a quien tu
donaste
para tener una recompensa
mas sólo en ti
en tu corazón
si habrás donado
sólo por piedad
por piedad
por piedad...








viernes, 10 de mayo de 2013

Les amants d'un jour - Albergo a ore - Hotel de paso

Esta canción es francesa, su título original "Les amants d'un jour", Los amantes de un día (letra de Claude Delécluse y Michèle Senlis, música de Marguerite Monnot, 1956).  La cantó originalmente la mítica Édith Piaf  y existe también una excelente versión de Juliette Gréco (escucha).  Se desarrolla en un bar que cuenta con un sórdido cuarto que se renta para amores furtivos.


Moi, j'essuie les verres
Au fond du café
J'ai bien trop à faire
Pour pouvoir rêver
Et dans ce décor
Banal à pleurer
Il me semble encore
Les voir arriver...

Ils sont arrivés
Se tenant par la main
L'air émerveillé
De deux chérubins
Portant le soleil
Ils ont demandé
D'une voix tranquille
Un toit pour s'aimer
Au coeur de la ville.

Et je me rappelle
Qu'ils ont regardé
D'un air attendri
La chambre d'hôtel
Au papier jauni
Et quand j'ai fermé
La porte sur eux
Y avait tant de soleil
Au fond de leurs yeux
Que ça m'a fait mal,
Que ça m'a fait mal...

Moi, j'essuie les verres
Au fond du café
J'ai bien trop à faire
Pour pouvoir rêver
Et dans ce décor
Banal à pleurer
C'est corps contre corps
Qu'on les a trouvés...

On les a trouvés
Se tenant par la main
Les yeux refermés
Vers d'autres matins
Remplis de soleil
On les a couchés
Unis et tranquilles
Dans un lit creusé
Au coeur de la ville.

Et je me rappelle
Avoir refermé
Dans le petit jour
La chambre d'hôtel
Des amants d'un jour.

Mais ils m'ont planté
Tout au fond du coeur
Un goût de leur soleil
Et tant de couleurs
Que ça me fait mal,
Que ça me fait mal...

Moi, j'essuie les verres
Au fond du café
J'ai bien trop à faire
Pour pouvoir rêver
Et dans ce décor
Banal à pleurer
Y a toujours dehors...
La chambre à louer...
Yo seco los vasos
al fondo del café
tengo demasiado que hacer
para poder soñar.
Y en este sitio
banal a más no poder
me parece aún
de verlos llegar...

Llegaron los dos
la mano en la mano
el aire extasiado
de dos querubines
llevando el sol.
Y solicitaron
con voz tranquila
un techo para amarse
en el corazón de la ciudad.

Y yo me acuerdo
como ellos miraron
con un aire emocionado
el cuarto de hotel
de empapelado amarillento.
Y cuando cerré
la puerta tras ellos
había tanto sol
en el fondo de sus ojos
que como me dolió,
que como me dolió.

Yo seco los vasos
al fondo del café
tengo demasiado que hacer
para poder soñar.
Y en este lugar
banal a más no poder
cuerpo con cuerpo
los han hallado...

Los han encontrado
la mano en la mano
los ojos cerrados
hacia otras mañanas
rellenas de sol.
Los han acostado
juntos y tranquilos
en una cama hundida
en el corazón de la ciudad.

Y yo me recuerdo
haber de nuevo cerrado
en ese amanecer
el cuarto de hotel
de los amantes de un día.

Pero ellos me plantaron
en el fondo del corazón
un gusto de su sol
y de tantos colores
que me duele
que me duele...

Yo, seco los vasos
al fondo del café.
Tengo demasiado que hacer
para poder soñar.
Y en este lugar
banal a más no poder
siempre hay afuera
el cuarto para alquilar...


Este es uno de los casos donde el cover italiano, realizado por Herbert Pagani en 1969, ha sido considerado superior al texto original. Además de Pagani, su versión la han cantado numerosos artistas, principalmente Gino Paoli.




Paoli en sus recitales introducía así esa canción:
He conocido personas que no habían escrito nada, es más, a veces ni sabían escribir. Y eran unos poetas. Su poesía era su manera de vivir, su propia vida. En el fondo, las cosas no son nunca bellas o feas, las historias no son extraordinarias u ordinarias; lo llegan a ser; lo llegan a ser en los ojos de quien las mira. Y en la historia que ahora les contaré los ojos son los de un pequeño portero de noche, que vive en el fondo de un feo hotel, desde hace muchos años. Ve sólo cosas escuálidas. El hombre es un animal extremamente adaptable. Se hace una coraza que no hace pensar más a nada y sobrevive. Y por el contrario no, como un navajazo, un destello de luz, una historia que llega al corazón. Y será precisamente en los ojos de este pequeño hombre inútil que esta historia llegará a ser extraordinaria.
Más recientemente, Paoli iniciaba así:
Hay gente que cree aún que la poesía sea solo aquella escrita en los libros, con un título arriba. No, la poesía es una manera de mirar las cosas. Hay gente que jamás ha escrito una poesía, es más, a lo mejor no sabe escribir, pero que hace poesía porque su manera de vivir es poesía. La poesía es una señora extraña, bastante imprevisible, que aparece en los lugares más impensables. En una calle de periferia, esas feas calles que parecen sucias aun cuando están limpias, parecen mojadas aun cuando están secas. En el fondo de esta callecita un hotel, este quizás de veras sucio, y adentro un pequeño hombre, con los lentes gruesos, a través de los cuales no ve nada, porque ya ha visto todo. Y que da las llaves de los cuartos a las mujeres que hacen la profesión más vieja del mundo, y de improviso...

Io lavoro al bar d'un albergo a ore
porto su il caffè a chi fa l'amore.
Vanno su e giù coppie tutte uguali,
non le vedo più manco con gli occhiali...

Ma sono rimasto là come un cretino
vedendo quei due arrivare un mattino:
puliti, educati, sembravano finti
sembravano proprio due santi dipinti

M'han chiesto una stanza
gli ho fatto vedere la meno schifosa,
la numero tre.
E ho messo nel letto i lenzuoli più nuovi
poi, come San Pietro,
gli ho dato le chiavi
gli ho dato le chiavi di quel paradiso
e ho chiuso la stanza, sul loro sorriso.

Io lavoro al bar di un albergo a ore
porto su il caffè a chi fa l'amore.
Vanno su e giù coppie tutte uguali
non le vedo più manco con gli occhiali.

Ma sono rimasto là come un cretino
aprendo la porta in quel grigio mattino,
se n'erano andati, in silenzio perfetto,
lasciando soltanto i due corpi nel letto.
Lo so, che non c'entro, però non è giusto,
morire a vent'anni e poi, proprio qui!

Me li hanno incartati nei bianchi lenzuoli
e l'ultimo viaggio l'han fatto da soli:
né fiori né gente, soltanto un furgone,
ma là dove stanno, staranno benone

Io lavoro al bar d'un albergo ad ore
portò su il caffè a chi fa l'amore...
Io sarò un cretino ma chissà perché
non mi va di dare a nessuno
la chiave del tre...
Yo trabajo en el bar de un hotel de paso
llevo las bebidas a los que están amándose.
Suben y bajan parejas todas iguales
ya no las distingo ni a través de mis lentes...

Pero me quedé parado como un idiota
viendo aquellos dos llegar una mañana:
limpios, educados, no parecían de verdad
parecían dos santos pintados en un cuadro.

Me pidieron un cuarto
les enseñé el menos asqueroso,
el número tres.
Les puse en la cama las sábanas más nuevas
después, como San Pedro,
les entregué las llaves
les entregué las llaves de ese paraíso
y cerré la puerta sobre su sonrisa.

Yo trabajo en el bar de un hotel de paso
llevo las bebidas a los que están amándose.
Suben y bajan parejas todas iguales
ya no las distingo ni a través de mis lentes...

Pero me quedé parado como un idiota
abriendo la puerta en esa gris mañana,
se habían ido, en perfecto silencio,
dejando tan solo dos cuerpos en la cama.
Lo sé, no es mi asunto, pero no es justo
morir a veinte años, y además, aquí!

Me los envolvieron en sábanas blancas
y el último viaje lo hicieron ellos solos:
ni flores, ni gente, sólo una carroza,
pero allá donde están, estarán muy bien.

Yo trabajo al bar de un hotel de paso
llevo las bebidas a los que están amándose.
Yo seré un estúpido pero no sé porque
ya no quiero dar a nadie
la llave del tres...



martes, 7 de mayo de 2013

Aquí empieza la aventura...

Este blog es para compartir con ustedes emociones.  Emociones que se originan al escuchar una canción, leer una poesía, disfrutar y comentar un cuento.

A lo largo de la existencia nos hemos apropiado de canciones que hemos integrado a nuestra  historia personal.  Músicas y letras que han sido la banda sonora de nuestra vida.  Aquí podrán conocer o recordar letras que han sido parte esencial de la mía.  Persistiendo en el tiempo.  Recuerdos de buenos y malos momentos.

Por el contrario, las canciones no te traicionan. Aun si quien las compone puede traicionarte, las canciones, tus canciones, aquellas que para ti han querido decir algo, las encuentras siempre allí, cuando tú quieras encontrarlas. Intactas. No importa si cambiará quien las ha cantado. Si quieren saber mi opinión, en las canciones, en VUESTRAS canciones, pueden confiar. (de la película Radiofreccia, de Luciano Ligabue, 1998)

Muchas de estas letras se escribieron en otros idiomas.  Aquí las verán en su idioma original y mi traducción.  Espero en un futuro ser más hábil y realizar nuevas traducciones que conserven la rima y métrica. (Poesías que son canciones)


Hay muchas poesías que amo, muchas de ellas en italiano.  Aquí estarán para todos. (Poesías)

También habrá algunos cuentos o relatos cortos originados unos en un taller reciente, otros en el camino diario. (Del amor, la soledad, la muerte y otras nimiedades por el estilo)

Y pequeños textos... (Textículos)

Los escritos que no quedan en ninguno de los rubros anteriores aparecen con la etiqueta Nalgoritmos.